Un encuentro inesperado con un personaje notable de Pomalca…

Por: Pedro Iturria Fenco

Un poco de historia Contemporánea.

En los años 60 al 70 ocurrieron muchas cosas  que cambiaron el rumbo de la historia, no solo en el Perú sino también en la región y en el resto del mundo. Algunos de los principales hechos que pasaron en los años 60 y 70 fueron los siguientes: Guerra fría entre Rusia y USA, Guerra de USA con Vietnam, asesinatos de John Kennedy, su hermano Robert, asesinato de Martin Luther King; la nave Apolo XI llega a la luna y Neil Arstromg se convierte en el primer hombre que pisa el satélite terrestre.

En la región el Socialismo llega al poder en Chile en 1970, con Salvador Allende a la cabeza quien se convierte en el primer presidente marxista del mundo a través de un proceso democrático.

En el Perú, el 24 de Junio de 1969 el gobierno militar del General Velasco Alvarado, promulga el D.L. Nº 17716 llamada Ley de Reforma Agraria, mediante la cual 11 millones de hectáreas de tierras de cultivo fueron adjudicadas a cooperativas y comunidades campesinas.

Dos tipos de cooperativas se formaron durante la reforma agraria, Las cooperativas agrarias de producción (CAP) y las sociedades agrícolas de interés social (SAIS). Las CAP fueron formadas en las haciendas agrícolas de la costa como propiedad colectiva de los trabajadores agrícolas.

La Tierra es para quien la trabaja” y también “Campesino, el patrón ya no comerá más de tu pobreza” fueron los lemas usados por el gobierno del general Velasco para promulgar la ley de reforma agraria; estas frases exacerbaron los ánimos de los trabajadores de las entonces haciendas azucareras quienes mediante este decreto se convirtieron en socios (entiéndase dueños) de las nuevas Cooperativas Agrarias de Producción.

Es así como la Hacienda Pomalca se convierte primero en “Complejo Agroindustrial Pomalca” y después en “Cooperativa Agraria de Producción Pomalca Ltda. Nº 38”. Con la Ley de reforma agraria se puso fin al régimen de hacienda Azucarera que casi por medio siglo (1920-1969) tuvo como dueños a la familia de la Piedra.

Antecedentes.

La historia de los dueños de la Hacienda Pomalca, también conocidos como los Barones del Azúcar, está llena de mitos y leyendas populares. Uno de estos mitos es el que se le atribuye a uno de los ex dueños de la hacienda, conocido por los trabajadores como “El cojo Augusto”, se cuenta de Él que era muy irascible y que si por ventura alguien quería ayudarlo debido a su limitación física, recibía por respuesta golpes con su bastón e insultos que hacían referencia a que él no era ningún limitado y que podía valerse por sí mismo, se dice también que las escaleras de la fábrica fueron construidas con una pendiente muy suave para que el “cojo” suba por ellas sin mayores esfuerzos.

Pero la leyenda más famosa cuenta que “El cojo”, había hecho un pacto con el diablo y que gracias a ese pacto la Hacienda era próspera y cada vez anexaba más terrenos a su propiedad llegando a tener en la época de su apogeo aproximadamente 14,530 hectáreas; en esa época también se contaba que tenía el don de la “omnipresencia” y muchos aseguran que era visto en más de un lugar a la vez, es decir el mismo día y a la misma hora de ese día. Por ejemplo se dice que muchos lo habían visto por el cerro de la laguna Boró a las seis de la mañana y otros aseguraban que él se encontraba en la fábrica desde esa hora.

Cuando en 1969 se dio la reforma agraria en Pomalca, yo tenía 13 años, cursaba el segundo año de secundaria y todavía vivíamos en la villa “Los Iturria” conocida así porque todos los que vivíamos en este agradable lugar teníamos lazos familiares de primer grado. Poco tiempo después mi familia fue a vivir al pueblo y al cabo de tres años terminé la secundaria en 1972 y viajé a Lima en Enero de 1973 como todo provinciano a buscarme un futuro en La capital. Muy poco conocía yo de los detalles de estos cuentos o leyendas.

Pero es importante para entender esta historia que el lector sepa que en el poblado “Los Iturria” vivían dos de los principales colaboradores de los señores de la Piedra, en lo que se refiere al cuidado y manejo del ganado vacuno y caballar y también del personal conocido como “los rodeadores” que movilizaba este ganado. Estas personas eran los hermanos Felipe Iturria que era el jefe de ganadería del “corralón principal” donde se guardaban los caballos y las reses de la hacienda para la faena diaria y Ángel Iturria quien se encargaba del establo, donde se guardaba el ganado vacuno, lechero y reproductor

El encuentro

Pasaron los años, terminé mis estudios en la capital y muchos años después, aproximadamente en 1988 yo trabajaba en una empresa de fertilizantes en el área de mantenimiento y se me había encargado recoger el eje de un compresor que había sido llevado a una empresa de cromado duro para recuperar su diámetro. La empresa de cromado quedaba a espaldas de la Av. La Paz en lo que se conoce como la mar brava (la costanera) en San Miguel.

Cuando llegué a la empresa fui recibido por el jefe de planta quien me indicó que el trabajo de cromado requería por lo menos dos días más para estar terminado y que su gerente expresaba sus disculpas por la demora debida en parte al proceso mismo del cromado. Entendí  el motivo de la demora y mientras nos poníamos de acuerdo para la nueva fecha de entrega del eje, el ingeniero me dio una bolsa con dos botellas dentro y me dijo:

– Ingeniero, mi gerente le hace este pequeño presente y le pide que lo acepte.

– No se preocupe, entiendo el porqué de la demora le dije – devolviéndole la bolsa.

– Disculpe que insista, por favor acepte, estoy seguro que le va a gustar ya  que posiblemente es algo que Ud. nunca ha probado

La insistencia del ingeniero motivó mi curiosidad, recibí la bolsa y saque una de las botellas, la etiqueta  decía “Ron Baccarat”, elaborado por Sociedad Vda. De Piedra e hijos S.A., no terminé de leer el resto porque mi reacción fue inmediata,

– Ingeniero, le dije, no he probado este ron, no este, pero si he probado el Ron Pomalca

– ¿Ud. lo ha probado?

– Claro. Yo soy de Pomalca

– ¿Usted es de Pomalca?

– Así es y como buen Pomalqueño le aseguro que sí he probado este ron, incluso conozco la fábrica donde se destila.

El ingeniero encargado de la planta me pidió que esperara un momento que iba a conversar con su gerente, al cabo de varios minutos regresó y me hizo la siguiente pregunta,

– ¿Ud. conoce al Sr. Augusto …? – a lo cual le respondí…

– Personalmente no lo conozco pero he oído mucho acerca de Él

– ¿Le gustaría conocer y conversar con el Sr. Augusto? Él me ha pedido que lo haga pasar.

– Dígale que me gustaría mucho.

Mientras el Ingeniero encargado de la planta confirmaba mi aceptación al gerente de su empresa para conversar con Él, vinieron a mi mente los recuerdos de la hacienda y los rumores asociados a la persona que en pocos minutos iba a tener la oportunidad de conocer, habían pasado casi veinte años desde que Pomalca dejó de ser hacienda, muchas cosas para bien o para mal habían cambiado en mi querido y siempre recordado Pomalca.

La voz del ingeniero interrumpió estos recuerdos,

– Ingeniero, el Sr. Augusto lo espera – me dijo y me acompañó hasta la puerta de la oficina del gerente.

Al ingresar a la oficina mi mirada se cruzó con la mirada del Sr. Augusto quien se encontraba a un costado de su escritorio sentado en una silla de ruedas, su mirada trasmitía la seguridad de las personas que están acostumbradas a ordenar y a ser obedecidos, no quise demostrar mala educación observando con mucho interés a él ni al lugar donde acababa de ingresar, confieso además que estaba un poco nervioso, este encuentro era lo mínimo que iba a imaginar que sucediera ese día.

Su voz sin ser fuerte ni potente demostraba la misma seguridad que transmitía su mirada y en un tono amable me preguntó.

– Tú, ¿eres hijo de Felipe o de Ángel?

– Soy hijo de Ángel, le respondí

– Cuéntame, ¿cómo está tu padre?

– Mi padre falleció Sr. Augusto, hace nueve años, de un infarto.

– Disculpa, lo siento mucho, no lo sabía y dime ¿qué es de Felipito?

Esperé un poco para responder

– Mi tío está bien, el sigue en Pomalca como siempre.

– ¿Y dónde vive, en el mismo lugar de siempre?

– Si, vive en el mimo lugar, es el único de los Iturria que no salió de allí, sus demás hermanos y familiares, incluido mi padre fuimos a vivir a la ranchería, pero él se mantiene en su antigua casa. Dice que solo muerto saldrá de allí, la empresa respeta su decisión y hasta ahora así ha sido.

Ese Felipito como todo hombre de respeto no va a cambiar de opinión. Que es de sus hijos, que hace Felipe, recuerdo que así se llamaba el hijo también.

Volví a hacer una brevísima pausa antes de responder.

– Mi primo Felipe es profesor, enseña en una escuela en Pomalca.

– Y el cholo Lluén, ¿cómo está?

– ¿El padre o el hijo? – pregunté y sin esperar respuesta le dije – mi tió Lolo vive aún, creo ya está jubilado y mi primo Juan trabaja en la oficina.

– Qué bien, dales mis saludos a todos en especial a Felipito.

– Muchas gracias, les haré presente sus saludos.

La conversación cambió drásticamente, después de preguntarme por mi familia me pregunto cómo iba la ahora Cooperativa Pomalca, lamentaba mucho lo sucedido con su hacienda y aseguró que esto no iba a durar mucho, que era cuestión de tiempo para que colapse, es más ya se están viendo los malos resultados de la “reforma” dijo.

Yo asentía moviendo la cabeza y creo haberle dicho que hacía mucho tiempo que había salido de Pomalca y que por el trabajo y mi familia no estaba muy enterado de lo que pasaba en ese entonces en Pomalca. Él pareció entender mis excusas y después de algunas frases amables me despidió reiterándome los saludos para “Felipito”.

Han pasado casi 30 años de este encuentro inesperado, desde entonces he vuelto a Pomalca en reiteradas ocasiones incluso cuando “Felipito” Q.E.P.D. todavía estaba vivo y no recuerdo haber cumplido con darle los saludos del Sr. Augusto a mi tío.

Tampoco sé si el Sr. Augusto todavía vive, pero he querido contar este inesperado encuentro para cumplir con dos cosas para mi importantes, la primera cumplir de alguna forma con el encargo del Sr. Augusto para con mi tío y la segunda y más importante es invalidar los antiguos cuentos o leyendas, que se narraban sobre los ex dueños de la hacienda Pomalca, mostrar que a pesar de lo que se contaba; en este encuentro conocí a una persona ya mayor, postrada en su silla de ruedas por su antigua dolencia pero, con una claridad de pensamiento y amabilidad que solo la tienen las personas nobles de sentimientos, que han sabido sobreponerse a las adversidades que enfrentaron por difíciles que estas fueran.

Pedro Iturria Fenco

07-11-2016

6 comentarios sobre “Un encuentro inesperado con un personaje notable de Pomalca…

  1. Excelente mi amigo Pedro, escribir los anecdotas que pasastes desde niño y explicando los motivos que te conllevaron a hacerlo, es entendible y muy valorado por mi persona, yo tambien tengo muchos recuerdos de lo que mi padre me contaba de su niñez hasta que se casó y vine a éste mundo… el fue un gran padre como cabeza de familia y nos dió lo necesario para formarnos buenos profesionales… te admiro mi gran amigo como tambien de tu hermano Juan quien ya descansa en la Gloria de nuestro Dios…. un gran amigo que compartíamos muchas alegrias como compañero de trabajo y grandes amigos…. yo le decia mi paisita de mi corazón, ya te contare Pedro… Dios te bendiga y a toda tu familia mi estimado Pedro.

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    1. Emilio, un gusto saber que aprecias mis narraciones, nuestros padres han dejado su buena huella en nuestra formacion. Te agradezco el aprecio que le tuviste al flaco Juan, mi hermano.

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    1. Hola Augusto, me gustaría que pudiéramos conocernos, tengo una duda conoci a Un Augusto de la Piedra que trabajaba en COPSA ahora es Alicorp, tal vez fuiste Tu.
      Mi primo Felipe me ha conversado mucho sobre tu persona y tus hermanos, te dejo mi numero 978 210 204. Un abrazo

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